Saludos extratemporales

Al fin consigo restablecer la comunicación. Tengo muchas cosas que contarte y poca paciencia para organizarlas y hacerlo con sapiencia. No sé cuánto tiempo durará este viaje, pero mientras dure intentaré contarte las cosas que descubro y las neurosis por las que cabalgo mientras lo hago. No dejes que mis caídas a caballo te perjudiquen, y no hagas caso siempre que te diga que caigo. No te fíes de las apariencias. No te fíes de mí.

jueves, 18 de marzo de 2010

Arrugada, cansada, mojada...


Paseo sin rumbo entre el bullicio de las calles. Sigo sin sentido el ritmo de las multitudes que me llevan a cafés solitarios, donde encuentro humo y diarios vacíos de contenido y fumando pasivamente como si se tratara de un hobby, pienso aturdida si no será una buena elección.
He viajado sin descanso durante tres penosos días. Al fin una cama sobre la que dormir, aunque echaré de menos el silencio de los bosques. Todavía no sé bien qué hago aquí, pero cuando lo descubra te lo haré saber. Los ánimos están agitados allá donde miro. Nadie respira tranquilo, nadie sabe bien dónde mirar.
Encontrar al Doctor Fonda ha sido ardua tarea. Le he perseguido por muchas ciudades, comenzaba a pensar que se trataba de una leyenda y que nada de lo que contaban era real. Pero aquí está. En la casa de un ingeniero francés. Tendremos una cita el Sábado en el Folies Trévise. No quería esperar para contártelo. Escribo y no sé si mis cartas tendrán el camino que deseo, aquí ya no hay orden. Nada se respeta. El ferrocarril ha sido vetado y en la embajada no me han dado ningún tipo de garantías.
Contéstame. Necesito saber que estás bien. Apresúrate, pues no sé cuántos días estaré aquí. Todo dependerá de lo que suceda el Sábado. ¿Ha habido movimientos en tu ciudad? Aquí se huele a cambio, nadie sabe si bueno o si malo, pero muchos somos quienes no pensamos quedarnos atrás. Necesito estar informada o el tiempo podrá conmigo. ¿Me seguirás?

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